/ domingo 14 de enero de 2024

Con el barro de las ocurrencias pasajeras no se pueden construir valores eternos

Fiel al espíritu de los tiempos, el partido político que ha convertido lo efímero en programa político, pretende convertirse en la opción a futuro, cuando según el cálculo de su dantesco dirigente, la acción corrosiva del ejercicio del poder dé cuenta del hoy partido en el gobierno.

El cálculo no es desacertado, nunca es fácil dejar a todos satisfechos y si a eso se suman algunos errores, es probable que sobrevenga cierto malestar entre la población en general.

Esto último, oscila en el rango de lo hipotético, ya se verá en los comicios de este año, si el electorado premia o castiga.

Lo que sí es preocupante, es la irresponsabilidad del dueño del partido Movimiento Ciudadano, que en aras de un vulgar rendimiento electoral, que se traduzca en cientos de millones más por cada punto porcentual de votación, sin rubor alguno, ofrezca como opción una oferta electoral tan insulsa e inane basada únicamente en “lo nuevo” que es por decirlo lo mismo que la nada, una oferta política que en el fondo reivindica el liderazgo carismático, la antipolítica, que ve en la solemnidad simbólica de la política, solo vestigios de tiempos pasados y no alcance a entender su efecto adhesivo.

Lo que propone el partido Movimiento Ciudadano es un gobierno de arranques impulsivos, de desplantes, bravuconadas, de la demagógica estrategia de ofrecer soluciones fáciles o problemas difíciles a una población agobiada, confiados en que siempre funciona para tomarle el pelo a población, aunque en el fondo no sea más que un vil engaño.

Parece un juicio lapidario, pero no lo es, todo eso está pasando en el manejo que se le está dando al partido Movimiento Ciudadano en su ruta por colocarse como la opción por fuera de los políticos y la política tradicional de México.

Lo absurdo de esta estrategia como la definió el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, que curiosamente pertenece a esa misma formación política, es que en realidad Movimiento Ciudadano parece que ofrece mucho, pero en realidad no está ofreciendo nada.

Lo paradójico de lo nuevo permanente que pretende su consigna política, es lo efímero, lo inconstante, lo insustancial, lo que no tiene antecedentes, aunque su dirigente sí.

Lo grave con Movimiento Ciudadano es que cifre su suerte no en la construcción de un nuevo tipo de relación entre ciudadanos y el estado, sino en la ausencia de todo, en el individualismo y en contrapartida a la cohesión social, porque eso es lo nuevo, lo nuevo solo es tan nuevo como puede durar el tiempo en pronunciarse, porque una vez después de esto, ya es pasado, por eso lo nuevo de Movimiento Ciudadano son las ocurrencias del gobernador de Nuevo León y su esposa, su discurso está poblado de cuestiones contingentes que bien podríamos ahorrarnos, pero no se puede porque eso es todo lo que ofrecen.

Una oferta mercadotécnica de este tipo es indigna para los jóvenes y para quien con ellos simpatice, los envilece involuntariamente, su falta de sensibilidad los ha llevado a perder el decoro de la cosa pública, que hoy es tan urgente recuperar, muestra de ello fue el destape “oficial” del candidato sustituto de Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República, hecho en una sobremesa, en torno a un par de cervezas y cacahuates.

Con esa ligereza los líderes e influencers que hoy dictan la línea política de Movimiento Ciudadano, toman la responsabilidad de proponer a un candidato presidencial para nuestro país, agobiado por los muertos y desaparecidos, por eso reitero que su comportamiento envilece no solo a quien en ellos confían, sino a todos.

La demagogia navega con el viento a favor en el mar del enojo y la frustración de la población, partidos políticos buenos o deleznables siempre habrá, su peligrosidad disminuye en la medida en el que la población deje de llevarse por la ira y reflexione calma y serenamente sobre lo que más le conviene.

Sotelo27@me.com

Fiel al espíritu de los tiempos, el partido político que ha convertido lo efímero en programa político, pretende convertirse en la opción a futuro, cuando según el cálculo de su dantesco dirigente, la acción corrosiva del ejercicio del poder dé cuenta del hoy partido en el gobierno.

El cálculo no es desacertado, nunca es fácil dejar a todos satisfechos y si a eso se suman algunos errores, es probable que sobrevenga cierto malestar entre la población en general.

Esto último, oscila en el rango de lo hipotético, ya se verá en los comicios de este año, si el electorado premia o castiga.

Lo que sí es preocupante, es la irresponsabilidad del dueño del partido Movimiento Ciudadano, que en aras de un vulgar rendimiento electoral, que se traduzca en cientos de millones más por cada punto porcentual de votación, sin rubor alguno, ofrezca como opción una oferta electoral tan insulsa e inane basada únicamente en “lo nuevo” que es por decirlo lo mismo que la nada, una oferta política que en el fondo reivindica el liderazgo carismático, la antipolítica, que ve en la solemnidad simbólica de la política, solo vestigios de tiempos pasados y no alcance a entender su efecto adhesivo.

Lo que propone el partido Movimiento Ciudadano es un gobierno de arranques impulsivos, de desplantes, bravuconadas, de la demagógica estrategia de ofrecer soluciones fáciles o problemas difíciles a una población agobiada, confiados en que siempre funciona para tomarle el pelo a población, aunque en el fondo no sea más que un vil engaño.

Parece un juicio lapidario, pero no lo es, todo eso está pasando en el manejo que se le está dando al partido Movimiento Ciudadano en su ruta por colocarse como la opción por fuera de los políticos y la política tradicional de México.

Lo absurdo de esta estrategia como la definió el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, que curiosamente pertenece a esa misma formación política, es que en realidad Movimiento Ciudadano parece que ofrece mucho, pero en realidad no está ofreciendo nada.

Lo paradójico de lo nuevo permanente que pretende su consigna política, es lo efímero, lo inconstante, lo insustancial, lo que no tiene antecedentes, aunque su dirigente sí.

Lo grave con Movimiento Ciudadano es que cifre su suerte no en la construcción de un nuevo tipo de relación entre ciudadanos y el estado, sino en la ausencia de todo, en el individualismo y en contrapartida a la cohesión social, porque eso es lo nuevo, lo nuevo solo es tan nuevo como puede durar el tiempo en pronunciarse, porque una vez después de esto, ya es pasado, por eso lo nuevo de Movimiento Ciudadano son las ocurrencias del gobernador de Nuevo León y su esposa, su discurso está poblado de cuestiones contingentes que bien podríamos ahorrarnos, pero no se puede porque eso es todo lo que ofrecen.

Una oferta mercadotécnica de este tipo es indigna para los jóvenes y para quien con ellos simpatice, los envilece involuntariamente, su falta de sensibilidad los ha llevado a perder el decoro de la cosa pública, que hoy es tan urgente recuperar, muestra de ello fue el destape “oficial” del candidato sustituto de Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República, hecho en una sobremesa, en torno a un par de cervezas y cacahuates.

Con esa ligereza los líderes e influencers que hoy dictan la línea política de Movimiento Ciudadano, toman la responsabilidad de proponer a un candidato presidencial para nuestro país, agobiado por los muertos y desaparecidos, por eso reitero que su comportamiento envilece no solo a quien en ellos confían, sino a todos.

La demagogia navega con el viento a favor en el mar del enojo y la frustración de la población, partidos políticos buenos o deleznables siempre habrá, su peligrosidad disminuye en la medida en el que la población deje de llevarse por la ira y reflexione calma y serenamente sobre lo que más le conviene.

Sotelo27@me.com