/ domingo 14 de abril de 2024

Miguel A. Sotelo González / Alguien está blofeando y no sabemos quién

Pasados los comicios que se llevarán a cabo este año para renovar diversos cargos de elección popular, quedará como tarea impostergable por salud pública, regular el uso de las encuestas previo y durante los procesos electorales.

Lo anterior parte de la creencia ética de que los partidos políticos no están hechos con el propósito de engañar a la sociedad, por más que ellos se rijan bajo el criterio de que el fin justifica los medios.

La pendiente de degradación por la que nos conducen a todo galope debe ser refrenada mediante una mayor y mejor regulación sobre el uso y difusión de las encuestas. Hemos sido testigos de cómo los ejercicios demoscópicos son utilizados, no para brindar información veraz a la población, sino por el contrario, se usan para emboscarla, confundirla y manipularla, para hacerla desistir.

Citemos como ejemplo lo que sucedió en la elección presidencial de 2012, cuando la mayoría de las casas encuestadoras daban una holgada ventaja al expresidente Enrique Peña Nieto, sobre el supuesto segundo lugar de la candidata de Acción Nacional Josefina Vázquez Mota, colocando en un remoto tercer lugar, al actual presidente de la República, López Obrador.

Al final, los resultados oficiales demostraron que fue improbable que la candidata de PAN, en algun momento estuviera en segundo lugar, y que a quien las encuestadoras colocaban en tercer sitio, quedó a solo 6 puntos del ganador.

En el triunfo del expresidente Peña, la intervención de las encuestas jugó un papel decisivo impidiendo que fraguara en voto útil anti-PRI.

Dirán algunos, que la estrategia fue acertada, porque sirvió para que Peña Nieto ganara y tendrán razón, cómo negar el hecho, pero tampoco se puede negar que engañar a la población no es ético, ni podemos cifrar la manipulación social como una aspiración ciudadana, no sin estar conscientes que de todo acto inmoral que normalicemos habremos de pagar un precio, pero al parecer, nadie está pensando en eso, todos creen poder salirse con la suya. La mayoría de las personas inmersas en la política, asumen que el tiempo presente no tiene fin o solución de continuidad, es un defecto que los hace creerse invencibles a partir de una situación de hecho, pero este tiempo con sus circunstancias pasarán y en el corte de caja habrá cosas que perduren y otras que desaparecerán, las virtudes como los vicios tienen la cualidad de trascender, la gloria electoral es efímera.

Por ello debemos de ser muy cautelosos de racionalizar el fraude patriótico, en el pasado el PRIAN lo usó para intimidar con el fantasma del comunismo, en la actualidad se usa para justificar las acciones que nos pongan a salvo de los conservadores, pero en el fondo, seguimos eligiendo al mal como ruta de escape a peligros reales o imaginarios, ya no se sabe, porque en este carnaval veneciano y su juego de máscaras han dejado de existir víctimas y victimarios, no hay proyectos, ni ideologías, solo es el uso del miedo para retener el poder, si no hacemos algo, y reprobamos enérgicamente toda campaña de desinformación como las que se llevan a cabo mediante las encuestas, que no son otra cosa que negocios, le espera un incierto futuro a nuestro pobre México.

Sotelo27@me.com

Pasados los comicios que se llevarán a cabo este año para renovar diversos cargos de elección popular, quedará como tarea impostergable por salud pública, regular el uso de las encuestas previo y durante los procesos electorales.

Lo anterior parte de la creencia ética de que los partidos políticos no están hechos con el propósito de engañar a la sociedad, por más que ellos se rijan bajo el criterio de que el fin justifica los medios.

La pendiente de degradación por la que nos conducen a todo galope debe ser refrenada mediante una mayor y mejor regulación sobre el uso y difusión de las encuestas. Hemos sido testigos de cómo los ejercicios demoscópicos son utilizados, no para brindar información veraz a la población, sino por el contrario, se usan para emboscarla, confundirla y manipularla, para hacerla desistir.

Citemos como ejemplo lo que sucedió en la elección presidencial de 2012, cuando la mayoría de las casas encuestadoras daban una holgada ventaja al expresidente Enrique Peña Nieto, sobre el supuesto segundo lugar de la candidata de Acción Nacional Josefina Vázquez Mota, colocando en un remoto tercer lugar, al actual presidente de la República, López Obrador.

Al final, los resultados oficiales demostraron que fue improbable que la candidata de PAN, en algun momento estuviera en segundo lugar, y que a quien las encuestadoras colocaban en tercer sitio, quedó a solo 6 puntos del ganador.

En el triunfo del expresidente Peña, la intervención de las encuestas jugó un papel decisivo impidiendo que fraguara en voto útil anti-PRI.

Dirán algunos, que la estrategia fue acertada, porque sirvió para que Peña Nieto ganara y tendrán razón, cómo negar el hecho, pero tampoco se puede negar que engañar a la población no es ético, ni podemos cifrar la manipulación social como una aspiración ciudadana, no sin estar conscientes que de todo acto inmoral que normalicemos habremos de pagar un precio, pero al parecer, nadie está pensando en eso, todos creen poder salirse con la suya. La mayoría de las personas inmersas en la política, asumen que el tiempo presente no tiene fin o solución de continuidad, es un defecto que los hace creerse invencibles a partir de una situación de hecho, pero este tiempo con sus circunstancias pasarán y en el corte de caja habrá cosas que perduren y otras que desaparecerán, las virtudes como los vicios tienen la cualidad de trascender, la gloria electoral es efímera.

Por ello debemos de ser muy cautelosos de racionalizar el fraude patriótico, en el pasado el PRIAN lo usó para intimidar con el fantasma del comunismo, en la actualidad se usa para justificar las acciones que nos pongan a salvo de los conservadores, pero en el fondo, seguimos eligiendo al mal como ruta de escape a peligros reales o imaginarios, ya no se sabe, porque en este carnaval veneciano y su juego de máscaras han dejado de existir víctimas y victimarios, no hay proyectos, ni ideologías, solo es el uso del miedo para retener el poder, si no hacemos algo, y reprobamos enérgicamente toda campaña de desinformación como las que se llevan a cabo mediante las encuestas, que no son otra cosa que negocios, le espera un incierto futuro a nuestro pobre México.

Sotelo27@me.com