/ sábado 9 de marzo de 2019

Demonios del nuevo orden mundial

Hasta hace poco, ocupar un alto cargo en el gobierno se veía como algo que a algunas personas les permitía resolver en únicamente tres años… o seis, su problema económico.

Lo que menos importaba era aplicar medidas que demostraran la existencia de una auténtica fusión entre pueblo y gobierno, basado en una serie de valores y entendimientos. Por eso mismo, el que los hombres y mujeres que simbolizan una mística de trabajo y conciencia social acendrada --el servicio público así lo pide—, hayan aceptado disminuir una cantidad relevante en sus salarios para ganar menos que el presidente de la República es un buen inicio.

La tarea del Estadista es estar plenamente consciente de que su labor es servir al pueblo que por mandato constitucional es la máxima voz e insuperable. El Presidente de la República resulta simplemente y para decirlo pronto, un Mandatario, eso sí, el primero de ellos; el primero entre muchos otros hombres y mujeres que comparten una serie de responsabilidades en el desempeño de cargos públicos con todos los fueros correspondientes.

En lo que atañe al poder Legislativo y Judicial, quienes lo integran, tienen la ocasión de demostrar que realmente trabajan en beneficio de los habitantes al plantar la semilla del éxito para ayudar a recomponer la imagen pública que los situaba, hasta hace poco, en el mismo saco de los que trastocan los valores más preciados, autoproclamándose los primeros, los privilegiados, los amos del universo, los grandes señores, los que todo lo pueden y si no, lo inventan.

Ya no es posible permitir que a unos cuantos se les mire como los que están por encima de cualquiera, aquellos que reclaman a la población paciencia, obediencia, docilidad, silencio, lealtad, patriotismo y, dado el caso, una infinita capacidad para resistir las angustias, las tragedias, la necesidad y absorber los dolores cívicos.

NOTA DEL DIA-- Habrá que ver lo que sucede con el pobre pueblo de Venezuela, que cuenta con grandes reservas petroleras y de oro. Ojalá me contradiga y su futuro sea otro, no lo que paso en Irak y Libia, donde salió más caro el caldo que las albóndigas. Los demonios que actúan en nombre del llamado Nuevo Orden Mundial andan muy activos destruyendo naciones en todo el mundo. No importa la muerte y desolación que siembran a su paso, siempre existe un motivo, una coartada. Da lo mismo con “demócratas o republicanos” en Washington D.C., igualmente ocasionan la ruina en las naciones al enfrentar a sus ciudadanos unos contra otros, hermanos contra hermanos, bajo diversas y mefistofélicas causas. Después, todo está en engatusar a la gente prestándole grandes sumas de dinero que difícilmente podrán pagar, y todo finaliza en una cofradía de anglo petroleros y banqueros internacionales (tan semejante a una red criminal), que se apodera de las riquezas de los países, sentenciando principalmente a las nuevas generaciones a vivir en una moderna y atroz esclavitud.


Hasta hace poco, ocupar un alto cargo en el gobierno se veía como algo que a algunas personas les permitía resolver en únicamente tres años… o seis, su problema económico.

Lo que menos importaba era aplicar medidas que demostraran la existencia de una auténtica fusión entre pueblo y gobierno, basado en una serie de valores y entendimientos. Por eso mismo, el que los hombres y mujeres que simbolizan una mística de trabajo y conciencia social acendrada --el servicio público así lo pide—, hayan aceptado disminuir una cantidad relevante en sus salarios para ganar menos que el presidente de la República es un buen inicio.

La tarea del Estadista es estar plenamente consciente de que su labor es servir al pueblo que por mandato constitucional es la máxima voz e insuperable. El Presidente de la República resulta simplemente y para decirlo pronto, un Mandatario, eso sí, el primero de ellos; el primero entre muchos otros hombres y mujeres que comparten una serie de responsabilidades en el desempeño de cargos públicos con todos los fueros correspondientes.

En lo que atañe al poder Legislativo y Judicial, quienes lo integran, tienen la ocasión de demostrar que realmente trabajan en beneficio de los habitantes al plantar la semilla del éxito para ayudar a recomponer la imagen pública que los situaba, hasta hace poco, en el mismo saco de los que trastocan los valores más preciados, autoproclamándose los primeros, los privilegiados, los amos del universo, los grandes señores, los que todo lo pueden y si no, lo inventan.

Ya no es posible permitir que a unos cuantos se les mire como los que están por encima de cualquiera, aquellos que reclaman a la población paciencia, obediencia, docilidad, silencio, lealtad, patriotismo y, dado el caso, una infinita capacidad para resistir las angustias, las tragedias, la necesidad y absorber los dolores cívicos.

NOTA DEL DIA-- Habrá que ver lo que sucede con el pobre pueblo de Venezuela, que cuenta con grandes reservas petroleras y de oro. Ojalá me contradiga y su futuro sea otro, no lo que paso en Irak y Libia, donde salió más caro el caldo que las albóndigas. Los demonios que actúan en nombre del llamado Nuevo Orden Mundial andan muy activos destruyendo naciones en todo el mundo. No importa la muerte y desolación que siembran a su paso, siempre existe un motivo, una coartada. Da lo mismo con “demócratas o republicanos” en Washington D.C., igualmente ocasionan la ruina en las naciones al enfrentar a sus ciudadanos unos contra otros, hermanos contra hermanos, bajo diversas y mefistofélicas causas. Después, todo está en engatusar a la gente prestándole grandes sumas de dinero que difícilmente podrán pagar, y todo finaliza en una cofradía de anglo petroleros y banqueros internacionales (tan semejante a una red criminal), que se apodera de las riquezas de los países, sentenciando principalmente a las nuevas generaciones a vivir en una moderna y atroz esclavitud.