/ miércoles 20 de marzo de 2019

Reelección presidencial

Reelección presidencial

A medida que se aproximan las elecciones presidenciales del martes 3 de noviembre de 2020...

No hay duda que de seguir las cosas como hasta ahora, serán un plebiscito para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien se ocupa en inocular dosis masivas de miedo y odio entre sus compatriotas.

El inquilino de la Casa Blanca no ha dudado en reactivar temas pulsantes en un intento por conservar o hacer crecer su número de sufragantes. Allí aparece la construcción de un muro elevado en la frontera, pero también la aplicación de impuestos y tarifas a las mercaderías procedentes de México, y la puesta en marcha de un aumento notable en las medidas de seguridad. El mensaje implícito es “quiero ser tan popular que los ciudadanos voten por mí para gobernar cuatro años más”.

¿Es el odio y el miedo la manera para que Trump logre finalmente su “liderazgo” en su país y el mundo, incluido Mexico? ¿Creera que es esa es la mejor manera de “contrarrestar la animadversión del pueblo mexicano hacia el de Norteamérica, y la opinión que el estadounidense medio tiene con respecto a todas las cosas nuestras”?

En realidad, Mexico y Estados Unidos no pueden vivir haciendo caso omiso el uno del otro. Así lo dice nuestra realidad geográfica, lo mismo que las asimetrías de índole económico. Por tanto, Mexico contará siempre como elemento de primera importancia en la política americana del imperio (factor que incluye el tema migratorio, convertido en un fenómeno distintivo de este siglo).

Por lo anteriormente descrito, cualquier maniobra de la Casa Blanca en la accidentada relacion bilateral, que es un camino de dos vías, como su nombre lo indica, genera varias lecturas, pero la principal es la lucha por el dominio del petróleo. Esto abarca la manera de arrastrar a nuestro país y situarlo bajo la influencia del imperio, al grado de permitirle influir en temas diversos, pero para ellos igual de importantes. Por ejemplo, su peligrosa aventura en contra el terrorismo internacional y la guerra comercial contra China y Rusia, contienda de curso incierto, aún.

En este ambiente revuelto de la relacion bilateral, el propósito de la política exterior mexicana sigue siendo el no caer en las trampas y garlitos de carácter político que se nos tienden con motivo de la complicada vecindad, y propugnar por la defensa del respeto mutuo y la no injerencia como motor de las relaciones internacionales.

Reelección presidencial

A medida que se aproximan las elecciones presidenciales del martes 3 de noviembre de 2020...

No hay duda que de seguir las cosas como hasta ahora, serán un plebiscito para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien se ocupa en inocular dosis masivas de miedo y odio entre sus compatriotas.

El inquilino de la Casa Blanca no ha dudado en reactivar temas pulsantes en un intento por conservar o hacer crecer su número de sufragantes. Allí aparece la construcción de un muro elevado en la frontera, pero también la aplicación de impuestos y tarifas a las mercaderías procedentes de México, y la puesta en marcha de un aumento notable en las medidas de seguridad. El mensaje implícito es “quiero ser tan popular que los ciudadanos voten por mí para gobernar cuatro años más”.

¿Es el odio y el miedo la manera para que Trump logre finalmente su “liderazgo” en su país y el mundo, incluido Mexico? ¿Creera que es esa es la mejor manera de “contrarrestar la animadversión del pueblo mexicano hacia el de Norteamérica, y la opinión que el estadounidense medio tiene con respecto a todas las cosas nuestras”?

En realidad, Mexico y Estados Unidos no pueden vivir haciendo caso omiso el uno del otro. Así lo dice nuestra realidad geográfica, lo mismo que las asimetrías de índole económico. Por tanto, Mexico contará siempre como elemento de primera importancia en la política americana del imperio (factor que incluye el tema migratorio, convertido en un fenómeno distintivo de este siglo).

Por lo anteriormente descrito, cualquier maniobra de la Casa Blanca en la accidentada relacion bilateral, que es un camino de dos vías, como su nombre lo indica, genera varias lecturas, pero la principal es la lucha por el dominio del petróleo. Esto abarca la manera de arrastrar a nuestro país y situarlo bajo la influencia del imperio, al grado de permitirle influir en temas diversos, pero para ellos igual de importantes. Por ejemplo, su peligrosa aventura en contra el terrorismo internacional y la guerra comercial contra China y Rusia, contienda de curso incierto, aún.

En este ambiente revuelto de la relacion bilateral, el propósito de la política exterior mexicana sigue siendo el no caer en las trampas y garlitos de carácter político que se nos tienden con motivo de la complicada vecindad, y propugnar por la defensa del respeto mutuo y la no injerencia como motor de las relaciones internacionales.