/ martes 16 de octubre de 2018

Reto del futuro

El señor Elon Musk, Ceode Tesla y director de Solar City Space, catalogado como un genio, tiene como objetivo principal cambiar a la humanidad de forma drástica

Uno de sus propósitos es enviar una misión de carga a Marte en 2022, cosa que eventualmente impulsaría la colonización humana del planeta rojo. Resulta complicado saber qué significa para un viajero del espacio el estar cientos de miles de kilómetros lejos de su familia, en la soledad extrema y con plena certeza de que pasará mucho tiempo antes de su retorno a casa, si es que esto eventualmente sucede.

El poder observar a nuestro globo terráqueo alejarse cada vez más en la inmensidad del espacio exterior hasta perderse con rapidez vertiginosa, sin dejar rastro alguno es una experiencia casi mística. Esta visión ningún ser humano la ha experimentado y es lo más próximo a estar en medio de la nada, que es bastante parecido a “ya no ser”.

En la posibilidad de enviar una nave exploradora al planeta Marte (la tecnología y Elon Musk, nos dice que estamos cerca de ello), creo que los tripulantes deberán estar prevenidos para asimilar lo que es la sensación de estar en el “completo vacío” y el efecto de abandono que esto conlleva.

La persona más cercana a soportar el martirio de observar la silueta de la tierra perderse en el cosmos fue hasta hace poco el comandante Neil Armstrong, extinto, a los 82 años. Armstrong fue el primer hombre en caminar en la Luna, nuestro satélite. Él derrumbó muchos mitos. Uno de éstos, los relatos sobre los monstros que allí habitaban. No obstante, en el inhóspito y gélido suelo selenita, el comandante del Apolo XI tuvo la alternativa de voltear al cielo para identificar a la Tierra como una turquesa colgante en un cielo de terciopelo negro, y sentirse confortado.

Ahora, Elon Musk, célebre por innovar el carro impulsado por electricidad a un precio competitivo en el mercado, reducir el costo del lanzamiento de naves al espacio exterior, ser fundador en 1999 de Pay Pal, que cambió el panorama de las transacciones electrónicas, y por brindar al gobierno de Tailandia un submarino para el rescate de unos niños atrapados en una cueva inundada, enfrenta su mayor desafio, quizás el más riesgoso, que tiene que ver con algo que está dentro del ser humano.

Si Elon Musk resuelve el modelo de nostalgias y otros sentimientos con que deberán lidiar los viajeros del cosmos de la nueva generación, habrá hecho historia. Su leyenda vivirá por siglos.


El señor Elon Musk, Ceode Tesla y director de Solar City Space, catalogado como un genio, tiene como objetivo principal cambiar a la humanidad de forma drástica

Uno de sus propósitos es enviar una misión de carga a Marte en 2022, cosa que eventualmente impulsaría la colonización humana del planeta rojo. Resulta complicado saber qué significa para un viajero del espacio el estar cientos de miles de kilómetros lejos de su familia, en la soledad extrema y con plena certeza de que pasará mucho tiempo antes de su retorno a casa, si es que esto eventualmente sucede.

El poder observar a nuestro globo terráqueo alejarse cada vez más en la inmensidad del espacio exterior hasta perderse con rapidez vertiginosa, sin dejar rastro alguno es una experiencia casi mística. Esta visión ningún ser humano la ha experimentado y es lo más próximo a estar en medio de la nada, que es bastante parecido a “ya no ser”.

En la posibilidad de enviar una nave exploradora al planeta Marte (la tecnología y Elon Musk, nos dice que estamos cerca de ello), creo que los tripulantes deberán estar prevenidos para asimilar lo que es la sensación de estar en el “completo vacío” y el efecto de abandono que esto conlleva.

La persona más cercana a soportar el martirio de observar la silueta de la tierra perderse en el cosmos fue hasta hace poco el comandante Neil Armstrong, extinto, a los 82 años. Armstrong fue el primer hombre en caminar en la Luna, nuestro satélite. Él derrumbó muchos mitos. Uno de éstos, los relatos sobre los monstros que allí habitaban. No obstante, en el inhóspito y gélido suelo selenita, el comandante del Apolo XI tuvo la alternativa de voltear al cielo para identificar a la Tierra como una turquesa colgante en un cielo de terciopelo negro, y sentirse confortado.

Ahora, Elon Musk, célebre por innovar el carro impulsado por electricidad a un precio competitivo en el mercado, reducir el costo del lanzamiento de naves al espacio exterior, ser fundador en 1999 de Pay Pal, que cambió el panorama de las transacciones electrónicas, y por brindar al gobierno de Tailandia un submarino para el rescate de unos niños atrapados en una cueva inundada, enfrenta su mayor desafio, quizás el más riesgoso, que tiene que ver con algo que está dentro del ser humano.

Si Elon Musk resuelve el modelo de nostalgias y otros sentimientos con que deberán lidiar los viajeros del cosmos de la nueva generación, habrá hecho historia. Su leyenda vivirá por siglos.