/ domingo 5 de mayo de 2024

Campañas sin ideas

Las campañas electorales en curso transcurren sin pena, ni gloria, en general con algunas pocas excepciones, su característica principal es la ausencia de ideas, en su lugar sólo han tenido cabida las ocurrencias.

Los candidatos de las diversas fuerzas políticas han renunciado al contraste de proyectos, confundiéndolo con eslóganes, han priorizado la imagen sobre el desarrollo de argumentos y al rollo, sobre la ideología.

Es por ello, que el fondo residual que subyace a todas las campañas los hace indiscernibles, porque son lo mismo, puro envase sin contenido, en realidad no hay motivos para envanecerse unos sobre otros, todos los partidos políticos parecen haber sacado a sus cuadros de la misma madera.

Este derrumbe de las ideas como piedra axial de la política, es lo que facilita los frenéticos cambios de partido, en la noche se acuestan verdes y amanecen guindas, y todo esto sin castigo, se premia la incongruencia o peor aún, existe tal indiferencia, que los ciudadanos han dejado esperar congruencia de los políticos.

Pero lo anterior refleja también, que en el fondo no hay cambios de fondo entre los proyectos que enarbolan los partidos políticos, toda la disputa se da en el ámbito de la percepción, que importa la realidad, lo que importa es la narrativa, cual logra ser más convincente.

En este contexto, no se puede esperar de la clase política, una reforma política para que la voluntad de los ciudadanos se exprese más nítidamente en el congreso, una reforma institucional que garantiza el funcionamiento y el cumplimiento de los deberes básicos del estado más allá de las coyunturas electorales, etc.

Pero como todo en la vida, esta época de la política también habrá de pasar, y tal vez en ese entonces, podremos recuperar la discusión de fondo sobre los grandes problemas nacionales.

Las campañas electorales en curso transcurren sin pena, ni gloria, en general con algunas pocas excepciones, su característica principal es la ausencia de ideas, en su lugar sólo han tenido cabida las ocurrencias.

Los candidatos de las diversas fuerzas políticas han renunciado al contraste de proyectos, confundiéndolo con eslóganes, han priorizado la imagen sobre el desarrollo de argumentos y al rollo, sobre la ideología.

Es por ello, que el fondo residual que subyace a todas las campañas los hace indiscernibles, porque son lo mismo, puro envase sin contenido, en realidad no hay motivos para envanecerse unos sobre otros, todos los partidos políticos parecen haber sacado a sus cuadros de la misma madera.

Este derrumbe de las ideas como piedra axial de la política, es lo que facilita los frenéticos cambios de partido, en la noche se acuestan verdes y amanecen guindas, y todo esto sin castigo, se premia la incongruencia o peor aún, existe tal indiferencia, que los ciudadanos han dejado esperar congruencia de los políticos.

Pero lo anterior refleja también, que en el fondo no hay cambios de fondo entre los proyectos que enarbolan los partidos políticos, toda la disputa se da en el ámbito de la percepción, que importa la realidad, lo que importa es la narrativa, cual logra ser más convincente.

En este contexto, no se puede esperar de la clase política, una reforma política para que la voluntad de los ciudadanos se exprese más nítidamente en el congreso, una reforma institucional que garantiza el funcionamiento y el cumplimiento de los deberes básicos del estado más allá de las coyunturas electorales, etc.

Pero como todo en la vida, esta época de la política también habrá de pasar, y tal vez en ese entonces, podremos recuperar la discusión de fondo sobre los grandes problemas nacionales.