/ domingo 17 de octubre de 2021

CFE vs. generadores privados de energía

Para tratar de entender qué hay en el fondo de la reforma eléctrica debemos partir de una premisa básica: el mercado eléctrico es un excelente negocio.

Sin embargo, al ser un sector estratégico para el desarrollo de la nación, los criterios para la valoración de su pertinencia y necesidad no pueden estar gobernados simplemente por la lógica mercantil de la ganancia del sector privado, desprovistos de una razón de Estado.

Las arremetidas que desde la Iniciativa Privada se patrocinan mediante artículos de opinión y mesas de análisis en contra de la Reforma Eléctrica adolecen de la parcialidad de parte interesada en el negocio y carecen del punto de vista del interés general.

En México, raras veces hemos presenciado que el sector privado decline una fracción de sus privilegios empresariales en favor del interés público y eso es precisamente lo que está pasando en este tema con la defensa a ultranza del statu quo de las reglas vigentes en la generación de energía, que desarrolladas a lo largo del tiempo por los gobiernos neoliberales, siempre favorecieron a los generadores privados, en detrimento de la CFE.

Esto es así, partiendo del hecho de que la CFE carga con los costos de ser el suministrador de última instancia, lo que implica que tenga que absorber los costos de mantener una infraestructura excedente para atender picos de demanda, sistemas redundantes, etc.

Hábilmente la Reforma Eléctrica aprobada durante el sexenio del presidente Peña Nieto dejó a salvo a los productores privados de la obligación de atender a usuarios menos rentables en zonas de baja densidad y zonas de difícil acceso con mayores costos de infraestructura. De todo lo anterior se hizo responsable a la CFE, dando en perjuicio de la empresa del Estado un trato preferencial y privilegiado en favor de los privados.

Más aún, en la mencionada Reforma a los generadores privados se les permitió incorporarse a la red sin absorber ninguno de estos costos. Cuando el monto de esta generación era pequeño y/o generaban exclusivamente para CFE el problema era menor, pero conforme fue aumentando su participación en el mercado y se les permitió competir en generación contra CFE el problema se magnificó.

Por ejemplo, desde el momento en que ya se puede hacer el bypass de CFE con figuras de autoconsumo y posteriormente como productores independientes la situación se agravó.

Las reglas de despacho en concreto favorecieron a los que tienen el costo marginal más bajo, las plantas nuevas incluyendo renovables sin cargarles ninguno de los costos asociados a tener una red confiable y de abasto permanente.

Todo lo anterior fue mermando paulatinamente el estado financiero de la CFE, como consecuencia de las reglas de competencia inequitativas todas en detrimento de la Empresa Productiva del Estado, y que a la postre se convirtieron en mayores costos de electricidad para los usuarios, excepto para los grandes consumidores que gracias a las leyes vigentes pudieron celebrar contratos con generadores privados que a la vez pudieron vender a menor costo que la CFE, al no tener que incluir en sus costes el valor de mantener la red de distribución. Adicionalmente se cargó a los contribuyentes el costo de absorber las pérdidas de CFE gracias a este esquema de negocios.

Para que se pueda entender más fácil el tema pongamos como ejemplo a Telmex. Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo porque le negó el acceso a la red telefónica a sus competidores, con costos altos de interconexión y otras medidas. Lo hizo para defender su patrimonio y en este caso nadie dijo nada.

Por otra parte, el tema nada tiene que ver con la lucha entre energías fósiles vs. renovables, sino de generación privada vs. pública, en condiciones inequitativas, esto porque la mayor parte de la generación privada aproximadamente 43% del total es con energías fósiles. La generación eólica y solar no llega al 15% del total, o sea, no llega a un tercio de la generación privada.

No obstante como todo en la vida, nada está exento de peligros, si no se tiene cuidado en la forma de operar la que podría ser la nueva realidad legal en el mercado eléctrico pudiera entrañar fuertes litigios con las compañías involucradas, e incluso con los gobiernos de sus países de origen; adicionalmente, y quizás más crucial para el éxito económico de este gobierno, generando problemas de confianza con el empresariado nacional y extranjero.

Mientras en México tengamos un sistema económico esencialmente capitalista y neoliberal, el Estado no tendrá éxito sin la confianza empresarial, independientemente de la opinión que se pueda tener de los motivos o méritos de dicho sector.

Regeneración.

Para tratar de entender qué hay en el fondo de la reforma eléctrica debemos partir de una premisa básica: el mercado eléctrico es un excelente negocio.

Sin embargo, al ser un sector estratégico para el desarrollo de la nación, los criterios para la valoración de su pertinencia y necesidad no pueden estar gobernados simplemente por la lógica mercantil de la ganancia del sector privado, desprovistos de una razón de Estado.

Las arremetidas que desde la Iniciativa Privada se patrocinan mediante artículos de opinión y mesas de análisis en contra de la Reforma Eléctrica adolecen de la parcialidad de parte interesada en el negocio y carecen del punto de vista del interés general.

En México, raras veces hemos presenciado que el sector privado decline una fracción de sus privilegios empresariales en favor del interés público y eso es precisamente lo que está pasando en este tema con la defensa a ultranza del statu quo de las reglas vigentes en la generación de energía, que desarrolladas a lo largo del tiempo por los gobiernos neoliberales, siempre favorecieron a los generadores privados, en detrimento de la CFE.

Esto es así, partiendo del hecho de que la CFE carga con los costos de ser el suministrador de última instancia, lo que implica que tenga que absorber los costos de mantener una infraestructura excedente para atender picos de demanda, sistemas redundantes, etc.

Hábilmente la Reforma Eléctrica aprobada durante el sexenio del presidente Peña Nieto dejó a salvo a los productores privados de la obligación de atender a usuarios menos rentables en zonas de baja densidad y zonas de difícil acceso con mayores costos de infraestructura. De todo lo anterior se hizo responsable a la CFE, dando en perjuicio de la empresa del Estado un trato preferencial y privilegiado en favor de los privados.

Más aún, en la mencionada Reforma a los generadores privados se les permitió incorporarse a la red sin absorber ninguno de estos costos. Cuando el monto de esta generación era pequeño y/o generaban exclusivamente para CFE el problema era menor, pero conforme fue aumentando su participación en el mercado y se les permitió competir en generación contra CFE el problema se magnificó.

Por ejemplo, desde el momento en que ya se puede hacer el bypass de CFE con figuras de autoconsumo y posteriormente como productores independientes la situación se agravó.

Las reglas de despacho en concreto favorecieron a los que tienen el costo marginal más bajo, las plantas nuevas incluyendo renovables sin cargarles ninguno de los costos asociados a tener una red confiable y de abasto permanente.

Todo lo anterior fue mermando paulatinamente el estado financiero de la CFE, como consecuencia de las reglas de competencia inequitativas todas en detrimento de la Empresa Productiva del Estado, y que a la postre se convirtieron en mayores costos de electricidad para los usuarios, excepto para los grandes consumidores que gracias a las leyes vigentes pudieron celebrar contratos con generadores privados que a la vez pudieron vender a menor costo que la CFE, al no tener que incluir en sus costes el valor de mantener la red de distribución. Adicionalmente se cargó a los contribuyentes el costo de absorber las pérdidas de CFE gracias a este esquema de negocios.

Para que se pueda entender más fácil el tema pongamos como ejemplo a Telmex. Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo porque le negó el acceso a la red telefónica a sus competidores, con costos altos de interconexión y otras medidas. Lo hizo para defender su patrimonio y en este caso nadie dijo nada.

Por otra parte, el tema nada tiene que ver con la lucha entre energías fósiles vs. renovables, sino de generación privada vs. pública, en condiciones inequitativas, esto porque la mayor parte de la generación privada aproximadamente 43% del total es con energías fósiles. La generación eólica y solar no llega al 15% del total, o sea, no llega a un tercio de la generación privada.

No obstante como todo en la vida, nada está exento de peligros, si no se tiene cuidado en la forma de operar la que podría ser la nueva realidad legal en el mercado eléctrico pudiera entrañar fuertes litigios con las compañías involucradas, e incluso con los gobiernos de sus países de origen; adicionalmente, y quizás más crucial para el éxito económico de este gobierno, generando problemas de confianza con el empresariado nacional y extranjero.

Mientras en México tengamos un sistema económico esencialmente capitalista y neoliberal, el Estado no tendrá éxito sin la confianza empresarial, independientemente de la opinión que se pueda tener de los motivos o méritos de dicho sector.

Regeneración.