/ miércoles 20 de mayo de 2020

Gobernanza y sostenibilidad | La Universidad en tiempos de pandemia

Una perspectiva desde la academia de cara a la crisis.

La búsqueda del saber es connatural a la humanidad. La indagación y generación del conocimiento ha sido una parte fundamental para la génesis, desarrollo y expansión de todas las culturas; desde el despuntar de las civilizaciones antiguas, el surgimiento de la filosofía en Grecia, la incorporación de la ciencia árabe en la constitución de occidente, la integración del gran proyecto de la modernidad hasta los grandes avances de la segunda mitad del siglo XX e inicios del tercer milenio, el conocimiento ha configurado el rumbo de la historia.

Hoy la humanidad se enfrenta a un reto sin precedentes que ha reconformado la dinámica cultural a escala planetaria. Los fenómenos e implicaciones derivados de la pandemia del Covid-19 se pueden vislumbrar pero aún no se pueden determinar con precisión, no obstante, queda claro que el panorama es adverso y que las sociedades y los gobiernos tienen que desarrollar estrategias creativas e inclusivas que permitan las vías más óptimas para superar la crisis. Esto, sin soslayar que la pandemia se da en un momento histórico sumamente álgido de polarizaciones y explosiones neopopulistas a nivel mundial que en muchos casos transitaban por la vía al caos.

Si la pandemia trajo una reconfiguración sustancial de las relaciones sociales, económicas y culturales, la postpandemia advierte cambios más profundos y definitivos. Los escenarios que se plantean para el futuro están englobados en tres posibilidades: el descubrimiento y aplicación de una vacuna; el desarrollo de autoinmunidad o la adaptación de la humanidad a la convivencia con el virus SARS CoV-2. Aunque estas no se contraponen, la tercera opción es la que habremos de enfrentar en los siguientes meses. Es altamente probable que existan nuevas crestas de contagios y nuevos recesos colectivos que la sociedad deberá asumir.

Al respecto, los Estados, las instituciones y las organizaciones en general tienen la ineludible exigencia de redefinir sus procesos y repensar su naturaleza en el marco constitucional y la transparencia bajo una perspectiva de gobierno colaborativo que genere mecanismos institucionales para la participación de actores no gubernamentales en los procesos directivos de la sociedad.

La tarea fundamental de la Universidad es la generación y difusión del conocimiento y su vocación esta íntimamente relacionada al desarrollo social. Históricamente las universidades han sido custodias del conocimiento y simultáneamente detonadoras y partícipes de grandes descubrimientos que han solucionado diversas problemáticas y modificado el rumbo de las actividades de la vida humana.

Los estragos que está dejando la rápida expansión de la pandemia plantean fenómenos sociales que exigen soluciones y mecanismos con perspectivas experimentales. Hoy la Universidad, fiel a su vocación, tiene la responsabilidad de ser artífice de ideas y proyectos que contribuyan a atenuar la estela de adversidades que dejará la pandemia y proponer alternativas para solucionar temas medulares para el mundo, desde lo local.

El presente contexto exige un serio cuestionamiento desde la academia en las universidades sobre la responsabilidad social y la forma en que el conocimiento y la ciencia deben ser usados al servicio de la construcción de la sociedad en el periodo postpandémico.

Hoy es indispensable y urgente el trabajo y la visión de los universitarios desde la universidad para la comunidad del desarrollo, por ello, académicos y estudiantes deben poner al servicio de la humanidad su conocimiento y utilizar la ciencia y las herramientas tecnológicas para atender temas cruciales para el desarrollo que nos lleven a superar la estela de estragos que se avecina.

* Doctor en Ciencias Políticas, Maestro en Gestión del Capital Humano y filósofo de formación. Profesor universitario por vocación y aficionado a las letras.

Una perspectiva desde la academia de cara a la crisis.

La búsqueda del saber es connatural a la humanidad. La indagación y generación del conocimiento ha sido una parte fundamental para la génesis, desarrollo y expansión de todas las culturas; desde el despuntar de las civilizaciones antiguas, el surgimiento de la filosofía en Grecia, la incorporación de la ciencia árabe en la constitución de occidente, la integración del gran proyecto de la modernidad hasta los grandes avances de la segunda mitad del siglo XX e inicios del tercer milenio, el conocimiento ha configurado el rumbo de la historia.

Hoy la humanidad se enfrenta a un reto sin precedentes que ha reconformado la dinámica cultural a escala planetaria. Los fenómenos e implicaciones derivados de la pandemia del Covid-19 se pueden vislumbrar pero aún no se pueden determinar con precisión, no obstante, queda claro que el panorama es adverso y que las sociedades y los gobiernos tienen que desarrollar estrategias creativas e inclusivas que permitan las vías más óptimas para superar la crisis. Esto, sin soslayar que la pandemia se da en un momento histórico sumamente álgido de polarizaciones y explosiones neopopulistas a nivel mundial que en muchos casos transitaban por la vía al caos.

Si la pandemia trajo una reconfiguración sustancial de las relaciones sociales, económicas y culturales, la postpandemia advierte cambios más profundos y definitivos. Los escenarios que se plantean para el futuro están englobados en tres posibilidades: el descubrimiento y aplicación de una vacuna; el desarrollo de autoinmunidad o la adaptación de la humanidad a la convivencia con el virus SARS CoV-2. Aunque estas no se contraponen, la tercera opción es la que habremos de enfrentar en los siguientes meses. Es altamente probable que existan nuevas crestas de contagios y nuevos recesos colectivos que la sociedad deberá asumir.

Al respecto, los Estados, las instituciones y las organizaciones en general tienen la ineludible exigencia de redefinir sus procesos y repensar su naturaleza en el marco constitucional y la transparencia bajo una perspectiva de gobierno colaborativo que genere mecanismos institucionales para la participación de actores no gubernamentales en los procesos directivos de la sociedad.

La tarea fundamental de la Universidad es la generación y difusión del conocimiento y su vocación esta íntimamente relacionada al desarrollo social. Históricamente las universidades han sido custodias del conocimiento y simultáneamente detonadoras y partícipes de grandes descubrimientos que han solucionado diversas problemáticas y modificado el rumbo de las actividades de la vida humana.

Los estragos que está dejando la rápida expansión de la pandemia plantean fenómenos sociales que exigen soluciones y mecanismos con perspectivas experimentales. Hoy la Universidad, fiel a su vocación, tiene la responsabilidad de ser artífice de ideas y proyectos que contribuyan a atenuar la estela de adversidades que dejará la pandemia y proponer alternativas para solucionar temas medulares para el mundo, desde lo local.

El presente contexto exige un serio cuestionamiento desde la academia en las universidades sobre la responsabilidad social y la forma en que el conocimiento y la ciencia deben ser usados al servicio de la construcción de la sociedad en el periodo postpandémico.

Hoy es indispensable y urgente el trabajo y la visión de los universitarios desde la universidad para la comunidad del desarrollo, por ello, académicos y estudiantes deben poner al servicio de la humanidad su conocimiento y utilizar la ciencia y las herramientas tecnológicas para atender temas cruciales para el desarrollo que nos lleven a superar la estela de estragos que se avecina.

* Doctor en Ciencias Políticas, Maestro en Gestión del Capital Humano y filósofo de formación. Profesor universitario por vocación y aficionado a las letras.

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