/ domingo 9 de agosto de 2020

Iridiscencias | Nellie Campobello

En México, por fortuna, nos hemos encontrado a través de su historia con grandes mujeres; mujeres que han tenido el valor de traspasar los límites impuestos, unilateralmente, por una sociedad caracterizada por ser eminentemente machista. Una sociedad donde la mujer ocupaba un determinado espacio; espacio que se limitaba casi, exclusivamente, a las labores propias del hogar y, de manera marginal, a otros ámbitos diferentes.

Nellie Campobello, fue una de esas mujeres; de esas mujeres que se atrevieron a romper con ciertos paradigmas de su época; paradigmas que no se prestaban a satisfacer, muchas veces, las aspiraciones y consignas que sus espíritus les demandaban.

Nuestro personaje, Nellie Campobello, vivió una existencia en sintonía con esas aspiraciones; mujer en cuyo cuerpo albergara un espíritu inquieto y rebelde, pero a la vez, sencillo y generoso.

En el mes de noviembre de 1900, en Villa Ocampo, Durango, nació quien fue bautizada con el nombre de Francisca Ernestina Moya Luna, y que, tiempo después, fue conocida por el nombre de Nellie Campobello, al tomar en parte, el apellido de su padrastro: Campbell Morton.

Se desconoce con exactitud los motivos que le llevaron a cambiar su nombre. Hay quienes, suponen, que su propósito era el ocultar el haber nacido de la relación de su madre, Rafaela Luna, con Felipe de Jesús Moya Luna, su sobrino. Para quienes conocieron de su vida y de sus obras, lo más apropiado sería presumir que, el cambio de nombre, simbolizaba la apertura de un despertar; el despertar de una personalidad diferente; un despertar en busca de su propio destino; un despertar en busca de su propia identidad. Esa metamorfosis, que le transformó en tan singular personaje, la podemos adivinar en este hermoso canto; canto que, como himno propio, consagra a su íntima libertad;

UN DÍA QUE FUI

MARIPOSA

Soy mariposa

me gusta volar

y ver a través de

mis ojos dorados

mi libertad

Me gusta vivir

un día tener jardines

llenos de sol

tener alas

brillantes

mas no tener

corazón

Morir ebria

de belleza

morir ebria

de alegría

con las alas

abiertas

y a la luz

del día

En un hilito

de llama

azulada y roja

Es lo que yo llamo

morir como una

perfecta

mariposa

Fue en su poesía, donde esa apertura liberadora, se transparenta en el tan simbólico acto liberador… cambiarse de nombre. ¡En 1930 editó su libro “Yo! Francisca”, escrito en 1929 y reeditada por el doctor Atl, Nellie estaba cerca de cumplir los 30 años de edad. En este libro, Nellie se expone con el seudónimo de Francisca; haciendo referencia, por supuesto, a ella misma; aquella parte de su ser; aquel ser que quizá, sólo admitía en el espacio de su soledad.

La investigación que acompaña la reciente edición de ese poemario, de Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino; académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, afirma:

"Es aquí cuando muere Francisca, la muchacha provinciana, enamorada e indefensa, y nace Nellie Campobello, la mujer fuerte y decidida".

CONSEJO

Mujer:

entrega

tu vida en

amor.

No creas

en la tristeza

ni en los desengaños.

Cuando todo

pasa

sólo te queda el recuerdo

de la dulce

caricia que

robaste un día

al tiempo.

Ama

entrega tu

amor

cuando vuelvas

la cabeza encontrarás

que fue mejor.

Ama y sé

mujer.

Qué más puedo

decirte

de la que mucho

amó.

Qué más

puedes querer

cuando el que tú amas

te llame

Mujer.

La profunda admiración que profesaba por Francisco Villa, así como su interés por la lucha armada en México, le motiva a escribir sobre temas relacionados con temas revolucionarios tales como: “Relatos de la lucha en el norte de México”, “Cartucho” y muy especialmente, “Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa”. Nellie Campobello fue la primera mujer que se atrevió a escribir sobre la Revolución mexicana.

A los 23 años, al fallecer su madre, se trasladó a vivir a la ciudad de México. En esta ciudad ingresa —junto con su hermana Gloria— a una escuela inglesa donde reciben clases de ballet; a cuya disciplina las dos hermanas se abrazan con tal pasión, que las llevaron a construir las bases del ballet en México, llegando a fundar, junto con otros personajes, el Ballet de la Ciudad de México, habiendo contado con la colaboración —junto con otros personajes— del maestro Carlos Chávez

Nellie, también llegó a ser cofundadora (1931) y directora de la Escuela Nacional de Danza. En esta escuela presentó montajes de algunas de sus propias obras —“La virgen de las fieras”, la Obertura Republicana o Ixtepec—; así como diversas adaptaciones de obras de reconocidos escritores y artistas como Martín Luis Guzmán, entre otros. Amalia Hernández, quien fuera fundadora, en 1952, del Ballet Folclórico de México, se encontraba dentro de sus alumnas destacadas.

La muerte de Nellie Campobello se vio envuelta en un escándalo tan trágico como misterioso. Fue a partir de 1986, cuando se le dejó de ver en los lugares que solía concurrir.

Una exalumna, María Cristina Belmont, en contubernio con su pareja, Claudio Niño Fuentes, aprovechándose del deterioro que sufría Nellie Campobello, —ya para entonces con demencia senil—, y afectada además por la muerte de su hermana Gloria, se ganaron su confianza. Con el pretexto de cuidar de su salud, se trasladan a vivir a su casa y, a base de engaños y artimañas, le hacen firmar un poder, para que, en nombre y representación de ella, se les autorice el manejo de todos sus asuntos, y nombrarlos como sus únicos y legítimos herederos. Nellie se encontraba prácticamente secuestrada por estas personas.

Después de algunas investigaciones realizadas por las autoridades, se determinó, que Nellie Campobello había muerto el 9 de julio de 1986, casi dos años después de haber sido privada de su libertad.

arturomeza44@hotmail.com

En México, por fortuna, nos hemos encontrado a través de su historia con grandes mujeres; mujeres que han tenido el valor de traspasar los límites impuestos, unilateralmente, por una sociedad caracterizada por ser eminentemente machista. Una sociedad donde la mujer ocupaba un determinado espacio; espacio que se limitaba casi, exclusivamente, a las labores propias del hogar y, de manera marginal, a otros ámbitos diferentes.

Nellie Campobello, fue una de esas mujeres; de esas mujeres que se atrevieron a romper con ciertos paradigmas de su época; paradigmas que no se prestaban a satisfacer, muchas veces, las aspiraciones y consignas que sus espíritus les demandaban.

Nuestro personaje, Nellie Campobello, vivió una existencia en sintonía con esas aspiraciones; mujer en cuyo cuerpo albergara un espíritu inquieto y rebelde, pero a la vez, sencillo y generoso.

En el mes de noviembre de 1900, en Villa Ocampo, Durango, nació quien fue bautizada con el nombre de Francisca Ernestina Moya Luna, y que, tiempo después, fue conocida por el nombre de Nellie Campobello, al tomar en parte, el apellido de su padrastro: Campbell Morton.

Se desconoce con exactitud los motivos que le llevaron a cambiar su nombre. Hay quienes, suponen, que su propósito era el ocultar el haber nacido de la relación de su madre, Rafaela Luna, con Felipe de Jesús Moya Luna, su sobrino. Para quienes conocieron de su vida y de sus obras, lo más apropiado sería presumir que, el cambio de nombre, simbolizaba la apertura de un despertar; el despertar de una personalidad diferente; un despertar en busca de su propio destino; un despertar en busca de su propia identidad. Esa metamorfosis, que le transformó en tan singular personaje, la podemos adivinar en este hermoso canto; canto que, como himno propio, consagra a su íntima libertad;

UN DÍA QUE FUI

MARIPOSA

Soy mariposa

me gusta volar

y ver a través de

mis ojos dorados

mi libertad

Me gusta vivir

un día tener jardines

llenos de sol

tener alas

brillantes

mas no tener

corazón

Morir ebria

de belleza

morir ebria

de alegría

con las alas

abiertas

y a la luz

del día

En un hilito

de llama

azulada y roja

Es lo que yo llamo

morir como una

perfecta

mariposa

Fue en su poesía, donde esa apertura liberadora, se transparenta en el tan simbólico acto liberador… cambiarse de nombre. ¡En 1930 editó su libro “Yo! Francisca”, escrito en 1929 y reeditada por el doctor Atl, Nellie estaba cerca de cumplir los 30 años de edad. En este libro, Nellie se expone con el seudónimo de Francisca; haciendo referencia, por supuesto, a ella misma; aquella parte de su ser; aquel ser que quizá, sólo admitía en el espacio de su soledad.

La investigación que acompaña la reciente edición de ese poemario, de Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino; académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, afirma:

"Es aquí cuando muere Francisca, la muchacha provinciana, enamorada e indefensa, y nace Nellie Campobello, la mujer fuerte y decidida".

CONSEJO

Mujer:

entrega

tu vida en

amor.

No creas

en la tristeza

ni en los desengaños.

Cuando todo

pasa

sólo te queda el recuerdo

de la dulce

caricia que

robaste un día

al tiempo.

Ama

entrega tu

amor

cuando vuelvas

la cabeza encontrarás

que fue mejor.

Ama y sé

mujer.

Qué más puedo

decirte

de la que mucho

amó.

Qué más

puedes querer

cuando el que tú amas

te llame

Mujer.

La profunda admiración que profesaba por Francisco Villa, así como su interés por la lucha armada en México, le motiva a escribir sobre temas relacionados con temas revolucionarios tales como: “Relatos de la lucha en el norte de México”, “Cartucho” y muy especialmente, “Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa”. Nellie Campobello fue la primera mujer que se atrevió a escribir sobre la Revolución mexicana.

A los 23 años, al fallecer su madre, se trasladó a vivir a la ciudad de México. En esta ciudad ingresa —junto con su hermana Gloria— a una escuela inglesa donde reciben clases de ballet; a cuya disciplina las dos hermanas se abrazan con tal pasión, que las llevaron a construir las bases del ballet en México, llegando a fundar, junto con otros personajes, el Ballet de la Ciudad de México, habiendo contado con la colaboración —junto con otros personajes— del maestro Carlos Chávez

Nellie, también llegó a ser cofundadora (1931) y directora de la Escuela Nacional de Danza. En esta escuela presentó montajes de algunas de sus propias obras —“La virgen de las fieras”, la Obertura Republicana o Ixtepec—; así como diversas adaptaciones de obras de reconocidos escritores y artistas como Martín Luis Guzmán, entre otros. Amalia Hernández, quien fuera fundadora, en 1952, del Ballet Folclórico de México, se encontraba dentro de sus alumnas destacadas.

La muerte de Nellie Campobello se vio envuelta en un escándalo tan trágico como misterioso. Fue a partir de 1986, cuando se le dejó de ver en los lugares que solía concurrir.

Una exalumna, María Cristina Belmont, en contubernio con su pareja, Claudio Niño Fuentes, aprovechándose del deterioro que sufría Nellie Campobello, —ya para entonces con demencia senil—, y afectada además por la muerte de su hermana Gloria, se ganaron su confianza. Con el pretexto de cuidar de su salud, se trasladan a vivir a su casa y, a base de engaños y artimañas, le hacen firmar un poder, para que, en nombre y representación de ella, se les autorice el manejo de todos sus asuntos, y nombrarlos como sus únicos y legítimos herederos. Nellie se encontraba prácticamente secuestrada por estas personas.

Después de algunas investigaciones realizadas por las autoridades, se determinó, que Nellie Campobello había muerto el 9 de julio de 1986, casi dos años después de haber sido privada de su libertad.

arturomeza44@hotmail.com