/ domingo 26 de septiembre de 2021

"La Tregua de Dios"

El periodista Manuel Buendía asesinado en 1984, en un artículo titulado La Tregua de Dios, escribió: “Cuando la pradera se incendia, cuando amenaza una inundación o algo en lo recóndito asusta a los animales, las fieras y las alimañas comparten los refugios, sin reñir. Sin despedazarse entre sí. Los campesinos llaman a esto la tregua de Dios. Démonos una tregua, pues. Si ya no somos capaces de actuar racionalmente, dejémonos guiar siquiera por el instinto de los animales.”

La analogía viene a colación respecto a la vida interna del partido Morena de cara a las elecciones presidenciales de 2024 y elecciones intermedias en tanto esto llega.

Desde hace años el Partido en el poder abdicó de la posibilidad de tener una vida institucional organizada y en donde la vida Interna se refiriera estatutariamente.

Sin embargo, al postergar de manera indefinida la renovación de sus órganos de dirección interna a la postre derivó en un estado de confrontación permanente entre facciones que no se reconocían ningún mérito, ni respeto entre sí y que contendían por el derecho de usufructuar los millones de votos que generosamente la ciudadanía deposita incondicionalmente en las urnas.

Esta circunstancia ha colocado al partido Morena en la riesgosa situación en la que su clase dirigente desprovista del carisma del presidente observe una desconexión respecto a su base militante a la que parecen no entender, ni quieren hacerlo, lo que los ha llevado a una acelerada pérdida de legitimidad frente al electorado y una gradual pero consistente pérdida de apoyo popular, sin que den muestra de que les importe.

La coyuntura social y política del país obligaría a implementar un armisticio entre las partes beligerantes al interior del partido, si no ya como expresión de racionalidad política, que sea cuando menos por instinto de preservación.

De otra forma y al no encontrar el partido Morena la vía institucional para resolver los apetitos políticos de todas las facciones a su interior es probable que se llegue a una inevitable fractura favoreciendo con ello a los partidos del viejo régimen que fueron desplazados en 2018, y que desde hoy ya anuncian que irán en un frente unido todos contra Morena.

Es hora de que como en la Tregua de Dios descrita por el periodista Buendía, fieras y alimañas, puros y recién llegados, idealistas y prácticos, mojigatos y cínicos depongan la intransigencia en tanto pasa el vendaval electoral y fijen objetivos prácticos respetando el equilibrio de poder interno.

Regeneración.

El periodista Manuel Buendía asesinado en 1984, en un artículo titulado La Tregua de Dios, escribió: “Cuando la pradera se incendia, cuando amenaza una inundación o algo en lo recóndito asusta a los animales, las fieras y las alimañas comparten los refugios, sin reñir. Sin despedazarse entre sí. Los campesinos llaman a esto la tregua de Dios. Démonos una tregua, pues. Si ya no somos capaces de actuar racionalmente, dejémonos guiar siquiera por el instinto de los animales.”

La analogía viene a colación respecto a la vida interna del partido Morena de cara a las elecciones presidenciales de 2024 y elecciones intermedias en tanto esto llega.

Desde hace años el Partido en el poder abdicó de la posibilidad de tener una vida institucional organizada y en donde la vida Interna se refiriera estatutariamente.

Sin embargo, al postergar de manera indefinida la renovación de sus órganos de dirección interna a la postre derivó en un estado de confrontación permanente entre facciones que no se reconocían ningún mérito, ni respeto entre sí y que contendían por el derecho de usufructuar los millones de votos que generosamente la ciudadanía deposita incondicionalmente en las urnas.

Esta circunstancia ha colocado al partido Morena en la riesgosa situación en la que su clase dirigente desprovista del carisma del presidente observe una desconexión respecto a su base militante a la que parecen no entender, ni quieren hacerlo, lo que los ha llevado a una acelerada pérdida de legitimidad frente al electorado y una gradual pero consistente pérdida de apoyo popular, sin que den muestra de que les importe.

La coyuntura social y política del país obligaría a implementar un armisticio entre las partes beligerantes al interior del partido, si no ya como expresión de racionalidad política, que sea cuando menos por instinto de preservación.

De otra forma y al no encontrar el partido Morena la vía institucional para resolver los apetitos políticos de todas las facciones a su interior es probable que se llegue a una inevitable fractura favoreciendo con ello a los partidos del viejo régimen que fueron desplazados en 2018, y que desde hoy ya anuncian que irán en un frente unido todos contra Morena.

Es hora de que como en la Tregua de Dios descrita por el periodista Buendía, fieras y alimañas, puros y recién llegados, idealistas y prácticos, mojigatos y cínicos depongan la intransigencia en tanto pasa el vendaval electoral y fijen objetivos prácticos respetando el equilibrio de poder interno.

Regeneración.