/ domingo 27 de marzo de 2022

Pinche tianguis

Para ser el país de las obras inconclusas, la reciente inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles dejó inexplicablemente indigestos a muchos que hubieran preferido ver fracasar al Gobierno Federal con todo el costo que ello conllevaría que ceder en su lugar tan solo un poco para reconocer que desde hacía mucho que en nuestro país no se inauguraba una obra de esta magnitud.

Cierto es que aun y no siendo un tema menor falta resolver la cuestión de la conectividad hacia el AIFA, pero también lo es que esto es mejor que construir primero carreteras y puentes que terminan por no llevar a ninguna parte.

Será tal vez por ello la virulencia desatada por los sectores de la derecha que no se ruborizaron ni un poco a la hora de proferir toda suerte de expresiones de clasismo y racismo para hacer patente el malestar que les provocó la entrada en funciones del AIFA.

Lo menos que estos sectores recalcitrantes dijeron sobre el aspecto del nuevo Aeropuerto Felipe Ángeles es que parecía un “pinche tianguis” y haciendo uso indebido de la imagen de una persona dedicada a la elaboración de tlayudas que destinaron para documentar gráficamente la pobreza de su sentido estético, la volvieron objeto de mofa cuando su único pecado fue el haber tenido la suerte de hacer la venta del día, sin imaginarse que se hallaría en medio de un fuego de mezquindades.

No obstante, sin acusar recibo de lo bajo de estas expresiones clasistas reviraron acusando al Gobierno Federal acusándolo de haber sembrado a la señora que vendía tlayudas en el AIFA, para provocarlos.

Como en el caso del violador que revictimiza a su víctima acusándola de provocarlo por usar ropa provocativa, la derecha culpa al Gobierno de México de gobernar un pueblo de mexicanos que en su gran mayoría viven del trabajo ambulante, si tan solo los regímenes de derecha que precedieron a la actual administración hubiera dejado un país próspero, el sinsentido de sus expresiones tendrían justificación, pero no la tiene.

Y es que resulta deleznable la utilización de la imagen de una persona o el nombre del centro de trabajo de miles de mexicanos con el propósito usarlos para identificar como negativo su mera existencia, en todo caso, si existieran críticas a la estética del AIFA, estas se debieron abordar desde el lenguaje del diseño y la arquitectura, mas no recurrir a expresiones clasistas para compensar la carencia de ideas con las cuales expresar su inconformidad, lo que solo es indicativo de que quienes echaron mano de tales expresiones carecen de toda autoridad para dictar normas acerca del buen o mal gusto en el diseño del AIFA.

Más aún, expresiones tan despectivas y llenas de odio social siguen recordándonos las razones tan vigentes por las que fue arrojada del poder esta visión de la sociedad, con todo y los errores que pueda tener la Cuarta Transformación.

Regeneración.

Para ser el país de las obras inconclusas, la reciente inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles dejó inexplicablemente indigestos a muchos que hubieran preferido ver fracasar al Gobierno Federal con todo el costo que ello conllevaría que ceder en su lugar tan solo un poco para reconocer que desde hacía mucho que en nuestro país no se inauguraba una obra de esta magnitud.

Cierto es que aun y no siendo un tema menor falta resolver la cuestión de la conectividad hacia el AIFA, pero también lo es que esto es mejor que construir primero carreteras y puentes que terminan por no llevar a ninguna parte.

Será tal vez por ello la virulencia desatada por los sectores de la derecha que no se ruborizaron ni un poco a la hora de proferir toda suerte de expresiones de clasismo y racismo para hacer patente el malestar que les provocó la entrada en funciones del AIFA.

Lo menos que estos sectores recalcitrantes dijeron sobre el aspecto del nuevo Aeropuerto Felipe Ángeles es que parecía un “pinche tianguis” y haciendo uso indebido de la imagen de una persona dedicada a la elaboración de tlayudas que destinaron para documentar gráficamente la pobreza de su sentido estético, la volvieron objeto de mofa cuando su único pecado fue el haber tenido la suerte de hacer la venta del día, sin imaginarse que se hallaría en medio de un fuego de mezquindades.

No obstante, sin acusar recibo de lo bajo de estas expresiones clasistas reviraron acusando al Gobierno Federal acusándolo de haber sembrado a la señora que vendía tlayudas en el AIFA, para provocarlos.

Como en el caso del violador que revictimiza a su víctima acusándola de provocarlo por usar ropa provocativa, la derecha culpa al Gobierno de México de gobernar un pueblo de mexicanos que en su gran mayoría viven del trabajo ambulante, si tan solo los regímenes de derecha que precedieron a la actual administración hubiera dejado un país próspero, el sinsentido de sus expresiones tendrían justificación, pero no la tiene.

Y es que resulta deleznable la utilización de la imagen de una persona o el nombre del centro de trabajo de miles de mexicanos con el propósito usarlos para identificar como negativo su mera existencia, en todo caso, si existieran críticas a la estética del AIFA, estas se debieron abordar desde el lenguaje del diseño y la arquitectura, mas no recurrir a expresiones clasistas para compensar la carencia de ideas con las cuales expresar su inconformidad, lo que solo es indicativo de que quienes echaron mano de tales expresiones carecen de toda autoridad para dictar normas acerca del buen o mal gusto en el diseño del AIFA.

Más aún, expresiones tan despectivas y llenas de odio social siguen recordándonos las razones tan vigentes por las que fue arrojada del poder esta visión de la sociedad, con todo y los errores que pueda tener la Cuarta Transformación.

Regeneración.