/ martes 30 de enero de 2024

Economía para todos | En duda

En el baile de la economía, donde diferentes variables interactúan entre sí, este inicio de año se vislumbra una pareja de indicadores que empiezan a tener desafíos.

En el baile económico de cualquier país, dos bailarines destacan en un dueto constante: la tasa de interés y la inflación. En nuestro país, para la primera quincena de enero de 2024, presenció un episodio interesante de esta danza financiera. Mientras la tasa de interés del Banco de México se mantiene en 11.25%, para esa quincena, se registró una inflación anual de 4.90%, significando un repunte respecto al nivel de precios registrado en la segunda quincena de diciembre que se encontró en 4.83%.

En tanto, de forma quincenal, es la variación más alta en los últimos tres años, donde el mayor repunte que hubo fue de productos agropecuarios, específicamente las frutas y verduras, así como de alimentos, bebidas y tabaco. Este efecto también tuvo incidencia en su variación anual, es decir, respecto al mismo periodo del año anterior.

Lo anterior, nos brinda un escenario en el que el componente no subyacente fue el que más incremento tuvo, esto a través de las frutas y verduras que, de manera quincenal, tuvieron un incremento del 4.95%, mientras que, de forma anual, fue de 20.69%. En cambio, por la parte del componente subyacente, el incremento que tuvieron los alimentos, bebidas y tabaco de manera quincenal fue de 0.35% y 5.63% de forma anual.

Respecto a los productos genéricos que tuvieron una mayor incidencia en el registro durante la primera quincena del año, estos fueron el jitomate; loncherías, torterías, fondas y taquerías, cebolla, cigarrillos, vivienda propia, tomate verde y restaurantes. En cambio, los productos genéricos que menos incidencia tuvieron fueron el transporte aéreo, huevo, chile poblano, servicios turísticos de paquete, papaya, azúcar y zanahoria. Por otro lado, como se ha reiterado en este espacio, la tasa de interés, cuyo control está decidido por la Junta de Gobierno del Banco de México, es una herramienta crucial para influir en la actividad económica. Cuando se eleva, el costo del endeudamiento aumenta, frenando el gasto y la inversión. Esto con la idea de contener la inflación, ya que menos dinero en circulación debería reducir la presión sobre el nivel de los precios y así, evitar aumentos tan importantes como los que nos toca percibir cada vez que vamos al supermercado o al mercado ambulante.

Del otro lado de la moneda, la inflación es bien conocida como el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios, cuya relación con la tasa de interés es parte fundamental de la teoría económica, tal y como se explicó anteriormente. No obstante, no todo incremento es inflación, por ejemplo, el hecho de que alguna fruta haya incrementado su precio de manera espontánea y única, no es un reflejo de lo que sucede en el resto de los productos, si no más bien, es un efecto de la oferta y demanda de ese producto, ya sea por efectos de inventarios, meteorológicos, entre otros.

Encontrar un equilibrio entre la tasa de interés y la inflación es una tarea delicada. Un aumento demasiado brusco podría enfriar la economía más de lo deseado, mientras que una respuesta suave podría permitir que la inflación se descontrole.

Por ello, el Banco de México, como protagonista principal, debe sopesar cuidadosamente las decisiones de política monetaria. Cada ajuste en la tasa de interés, envía señales a los mercados sobre las intenciones del banco central en relación con la inflación, mientras que, el sector privado y los consumidores, observan atentamente estas decisiones que inciden en la inversión y compra de las actividades económicas. Siendo así, esta primera quincena del año ha dejado entre ver que posiblemente la inflación todavía no está controlada o, por otra parte, puede ser un efecto calendario como sucede cada vez que un año comienza y se ajustan los precios de los productos.

En tanto, Banco de México tendrá la oportunidad de observar el comportamiento de la inflación durante la segunda quincena de enero para poder emitir una decisión sensata el próximo 8 de febrero en su primer anuncio de decisión de política monetaria del año, así como los posibles riesgos que pudieran incidir en un incremento o decremento de la inflación en los siguientes meses.

Regeneración 19

En el baile de la economía, donde diferentes variables interactúan entre sí, este inicio de año se vislumbra una pareja de indicadores que empiezan a tener desafíos.

En el baile económico de cualquier país, dos bailarines destacan en un dueto constante: la tasa de interés y la inflación. En nuestro país, para la primera quincena de enero de 2024, presenció un episodio interesante de esta danza financiera. Mientras la tasa de interés del Banco de México se mantiene en 11.25%, para esa quincena, se registró una inflación anual de 4.90%, significando un repunte respecto al nivel de precios registrado en la segunda quincena de diciembre que se encontró en 4.83%.

En tanto, de forma quincenal, es la variación más alta en los últimos tres años, donde el mayor repunte que hubo fue de productos agropecuarios, específicamente las frutas y verduras, así como de alimentos, bebidas y tabaco. Este efecto también tuvo incidencia en su variación anual, es decir, respecto al mismo periodo del año anterior.

Lo anterior, nos brinda un escenario en el que el componente no subyacente fue el que más incremento tuvo, esto a través de las frutas y verduras que, de manera quincenal, tuvieron un incremento del 4.95%, mientras que, de forma anual, fue de 20.69%. En cambio, por la parte del componente subyacente, el incremento que tuvieron los alimentos, bebidas y tabaco de manera quincenal fue de 0.35% y 5.63% de forma anual.

Respecto a los productos genéricos que tuvieron una mayor incidencia en el registro durante la primera quincena del año, estos fueron el jitomate; loncherías, torterías, fondas y taquerías, cebolla, cigarrillos, vivienda propia, tomate verde y restaurantes. En cambio, los productos genéricos que menos incidencia tuvieron fueron el transporte aéreo, huevo, chile poblano, servicios turísticos de paquete, papaya, azúcar y zanahoria. Por otro lado, como se ha reiterado en este espacio, la tasa de interés, cuyo control está decidido por la Junta de Gobierno del Banco de México, es una herramienta crucial para influir en la actividad económica. Cuando se eleva, el costo del endeudamiento aumenta, frenando el gasto y la inversión. Esto con la idea de contener la inflación, ya que menos dinero en circulación debería reducir la presión sobre el nivel de los precios y así, evitar aumentos tan importantes como los que nos toca percibir cada vez que vamos al supermercado o al mercado ambulante.

Del otro lado de la moneda, la inflación es bien conocida como el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios, cuya relación con la tasa de interés es parte fundamental de la teoría económica, tal y como se explicó anteriormente. No obstante, no todo incremento es inflación, por ejemplo, el hecho de que alguna fruta haya incrementado su precio de manera espontánea y única, no es un reflejo de lo que sucede en el resto de los productos, si no más bien, es un efecto de la oferta y demanda de ese producto, ya sea por efectos de inventarios, meteorológicos, entre otros.

Encontrar un equilibrio entre la tasa de interés y la inflación es una tarea delicada. Un aumento demasiado brusco podría enfriar la economía más de lo deseado, mientras que una respuesta suave podría permitir que la inflación se descontrole.

Por ello, el Banco de México, como protagonista principal, debe sopesar cuidadosamente las decisiones de política monetaria. Cada ajuste en la tasa de interés, envía señales a los mercados sobre las intenciones del banco central en relación con la inflación, mientras que, el sector privado y los consumidores, observan atentamente estas decisiones que inciden en la inversión y compra de las actividades económicas. Siendo así, esta primera quincena del año ha dejado entre ver que posiblemente la inflación todavía no está controlada o, por otra parte, puede ser un efecto calendario como sucede cada vez que un año comienza y se ajustan los precios de los productos.

En tanto, Banco de México tendrá la oportunidad de observar el comportamiento de la inflación durante la segunda quincena de enero para poder emitir una decisión sensata el próximo 8 de febrero en su primer anuncio de decisión de política monetaria del año, así como los posibles riesgos que pudieran incidir en un incremento o decremento de la inflación en los siguientes meses.

Regeneración 19